EL AMOR EN LA LITURGIA DE LA NAVIDAD
COMPARTIENDO DIÁLOGOS
CONMIGO MISMO
EL
AMOR EN LA LITURGIA DE LA NAVIDAD
(¡Hagamos sitio en todas
las posadas para celebrarlo!)
I.- CRISTO NOS HA NACIDO
PARA SALVARNOS
El amor se hace vida en la
liturgia de la Navidad,
nos revive la mística del
encuentro con el verso,
el don de la expresión en la
ternura de nuestro Padre,
la gracia de hacerse y
rehacerse como nosotros;
con la entrega de su Hijo, ¡la
gloria del Salvador!
Ante el misterio del verbo,
germinado en la tierra,
un niño nos nace y nos redime
por voluntad divina,
quiere llevarnos consigo,
hallarnos y revivirnos,
a través de su mirada
angelical, llena de verdad,
rebosante de luz,
pues…¡hagámosle sitio en el alma!
¡Cuántas inocencias truncadas
por este mundo!
¡Cuántos corazones encerrados
en su coraza!
¡Cuántos empedrados nos
ponemos los humanos!
El dolor de no ser acogido, lo
sufrió el niño Dios,
tampoco tuvo hombro donde
reclinar la mente.
Para si Cristo tomó nuestros
andares mundanos,
alegrémonos de la bondad de
Dios echa carne,
dejemos que los lloros del
abatimiento nos aviven,
laven nuestra visión y baldeen
apasionadamente
nuestro ser, ¡las lágrimas
nos reconcilian y purifican!
II.- DONDE NACE DIOS,
REVERDECE LA ESPERANZA
Como en tiempo de Jesús, hoy
también se sufre
la indigna indigencia y el
rechazo de las gentes,
los abusos de poder y el
comercio de personas,
ojalá nos desprendamos de esa
frialdad humana,
y contemplando el portal de
Belén, ¡vuelva la paz!.
Dejemos que germine el niño
Dios en cada cual,
el Señor nos claree y hermane
con sus gemidos,
retornen a nosotros sus
esperanzadores susurros,
enternezcámonos con sus
latidos de inocencia,
y emprendamos el andar
fraterno, ¡reconciliémonos!
Reverdezca la esperanza y la
mansedumbre,
nos ha llegado en la buena
noche de la noche buena,
el causante de lo armónico, el
alentador del amor,
promotor de la vida en
donación, autor del poema
más sublime, donde todo es
poesía y perdón.
No hay más poder que la
palabra y los silencios:
la palabra es la semántica del
amor de amar amor;
y los silencios, el pulso y la
pausa que nos salva.
Demos voz y cuerpo a este
anhelo resplandeciente,
reencontrándonos y
coexistiendo como hermanos.
Víctor CORCOBA HERRERO
corcoba@telefonica.net
21 de diciembre de 2019.-